Nos hacemos mayores casi sin darnos cuenta . Para ellos supone una gran alegría cumplir años, crecer en altura y llegar donde antes no podía....mientras para sus padres, abuelos, tíos resulta una sensación agridulce. Queremos verlos crecer, no perdernos nada de su vida y a la vez vemos que esta época tan inocente de sus vida se va.
Este curso una vez que sabemos que los números existen, que nos rodean por todos sitios, que son importantes... quiero como maestra que entren a través de diferentes juegos y he comenzado por el dominó.
El lunes al llegar a clases les presenté este juego que muchos conocían, unos porque ven a sus mayores jugar y otros porque juegan con ellos, ya sea con el dominó clásico de puntos que es el que he llevado a la clase o con los que venden para niños de animales, transportes....
¿por qué pensar que ese es el más apropiado para ellos y no el de puntos?
Después de varios días intentando enseñar a jugar con más o menos acierto y escuchando a Javier o a Víctor contar como ellos sabían porque jugaban con sus abuelos, les propuse invitarlos al cole.
Los que sabían que en su casa alguien sabía jugar a este juego de toda la vida lo anotó en la pizarra de la clase y de esa lista hemos conseguido traer a gran parte y a otros que no estaban anotados.
No os podéis imaginar las ganas que tenían hoy al llegar de que fuera la una, qué nervios vivieron al ver entrar en la clase a María José de Juan Carlos, a José Luis de Pablo, a los abuelos de Victor, Javier, Pepe y Blanca, y las abuelas de Pedro y Blanca.
El sonido de la clase era como el de un bar donde hay una partida de dominó, solo nos faltaba una copita o un refresco, era lo que tocaba por la hora.
Gracias familia por compartir de nuevo con mis niños, vuestros niños.
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